Homenaje a Francisco: servicio, paz y cuidado del planeta como legado

Durante un emotivo acto interreligioso, se resaltó el compromiso del papa Francisco con los más necesitados y su firme defensa de una Iglesia cercana a los pobres, alejada de formalismos vacíos. En sus palabras, se destacó cómo priorizó siempre el servicio por encima de cualquier ritual o estructura que pudiera marginar a los excluidos.

Se puso en valor también su capacidad para posicionar a las religiones como aliadas en la defensa de los pequeños y desfavorecidos, una huella imborrable que, según expresaron los presentes, desean conservar viva en la memoria colectiva.

Asimismo, se remarcó su incansable labor en favor de la paz, siempre desde una perspectiva inclusiva y respetuosa de las diferencias culturales e identitarias. Su llamado constante fue a construir puentes en lugar de muros, promoviendo una convivencia basada en el respeto y la solidaridad.

Otro de los puntos destacados fue su preocupación por el cuidado del planeta, "la casa común". Se subrayó su llamado a proteger la Creación, a gestionar con responsabilidad los recursos naturales y evitar su explotación egoísta, especialmente en aquellas regiones más vulnerables a los efectos del cambio climático.

En una síntesis sentida, se mencionó que del pontífice argentino quedan tres pilares inspiradores: la opción por los pobres, el compromiso con la paz y la defensa de la Tierra. Al finalizar, monseñor Marcelo Colombo invitó a todos los presentes a llevarse la mano al corazón como gesto de gratitud por la vida de Francisco, cuya memoria —dijo— debe seguir viva entre nosotros. Con un mensaje de bendición, evocó el espíritu fraterno de la Iglesia: “Abrazándolos a todos con amor, invoco la bendición de Dios: del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Muchos de los asistentes acompañaron el gesto con la señal de la cruz.

Una amplia convocatoria interreligiosa

El acto reunió a representantes de múltiples credos y comunidades. Por la Iglesia Católica participaron, entre otros, monseñor Oscar Ojea (obispo emérito de San Isidro), Guillermo Caride (obispo de San Isidro), Carlos Tissera (obispo de Quilmes), Raúl Pizarro (obispo auxiliar de San Isidro) y tres obispos auxiliares de Buenos Aires: Alejandro Giorgi, Alejandro Pardo y Pedro Cannavo. También estuvieron presentes el presbítero Máximo Jurcinovic y el presbítero Guillermo Marcó, del Instituto de Diálogo Interreligioso.

Entre los representantes ortodoxos, asistieron el arzobispo Crisóstomo de la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía; monseñor Iosif de la Iglesia Ortodoxa Griega, y monseñor Santiago El Khoury del Patriarcado de Antioquía. El obispo anglicano Brian Williams también fue parte del encuentro.

El ámbito evangélico estuvo representado por figuras como Christian Hooft y Jorge Gómez de ACIERA, así como el pastor Jorge Mackey, de la Alianza Mundial Bautista.

Desde la comunidad judía participaron Ariel Stofenmacher del Seminario Rabínico, Alberto Zimerman de DAIA, Claudio Epelman del Congreso Judío Latinoamericano, el rabino Marcelo Polakoff y el arquitecto Boris Kalnicki. También estuvieron Martha de Antueno y Marita Grandoli de Hrubisko, de la Confraternidad Judeo-Cristiana, compartiendo impresiones con Inderveer Kauas de la comunidad sikh.

Por el lado musulmán se hicieron presentes Isa Altekin del Centro de Diálogo Intercultural Alba y Marwan Gill de la comunidad islámica ahmadí.

Otros asistentes destacados fueron David Frol, presidente del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa; representantes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; Joaquín Costa y José Cantero; además de figuras del ámbito social, ecuménico y mediático como José Ignacio López, Julia Torres, María Luisa D’Osualdo de Cárdenas, Florencia Uriburu y María Estela Giunchetti.

También dijeron presente Miguel Masciota por la Iglesia Nueva Apostólica y Luis Ibarra por la Agrupación Umbandista. Desde la YMCA participaron Mario Cenci y Eduardo Rodríguez, actuales y anteriores secretarios generales, respectivamente.

La convocatoria, realizada apenas un día después del fallecimiento del papa Francisco, reflejó una respuesta masiva y espontánea de una comunidad interreligiosa profundamente conmovida y agradecida por su legado.

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