En este lunes 16 de junio, la Iglesia reflexiona sobre una poderosa exhortación del apóstol Pablo: “Ahora es el día de la salvación”. Esta frase, tomada de la Segunda Carta a los Corintios (capítulo 6, versículo 2), pone en evidencia la urgencia espiritual de no dejar pasar el momento presente para acoger la gracia de Dios.
El Papa León XIV, en su meditación diaria sobre el Evangelio según San Mateo, en el que Jesús invita a no responder al mal con el mal, resalta que este momento de gracia es una oportunidad para la conversión y el encuentro con el prójimo. Convertirse hoy implica responder con amor, generosidad y perdón, valores fundamentales en la construcción de una comunidad más humana.
Este llamado resuena con fuerza en nuestros días. Oportunidades cotidianas —una palabra amable, un acto de solidaridad, una reconciliación— se convierten en esos gestos que hacen tangible el "día de la salvación". Al abrirnos, escogemos el camino del encuentro personal y trascendente, tanto con quienes tenemos alrededor como con nuestra propia historia.
Así, este 16 de junio se convierte en una fecha para recordar que cada día puede ser un punto de inflexión espiritual: el presente nos enseña que actuar con finura, paciencia y amor es, en sí mismo, un acto de salvación.