En su retorno a Lisboa, el Papa Francisco compartió reflexiones significativas con los periodistas, abordando temas de gran relevancia. En relación a su visita al santuario de Fátima, explicó su elección de orar en silencio, destacando su enfoque de hablar directamente con los jóvenes en lugar de presentar discursos preparados. En sus propias palabras, "Recé, recé. Recé a la Virgen y recé por la paz."
Durante su viaje a Marsella, el Papa expresó su profunda preocupación por la crisis migratoria en el Mediterráneo y la explotación de los migrantes en el norte de África. Hizo mención de un libro conmovedor, "Hermanito", que expone las duras condiciones que enfrentan los migrantes en su travesía hacia Europa. Ante esta realidad, declaró su compromiso de abordar esta cuestión durante su visita a Marsella, enfatizando su deseo de generar conciencia y acción sobre esta problemática global.
La Iglesia, según lo compartido por el Papa, busca ser inclusiva, aunque también se rige por normas internas. Francisco enfatizó que, si bien la Iglesia está abierta a todos, cada individuo tiene su propio camino espiritual. Aclaró que la Iglesia busca acompañar a las personas en su viaje hacia la fe, sin comprometer sus raíces. En palabras del Papa, "La Iglesia es Madre, recibe a todos, y cada uno hace su camino dentro de la Iglesia, sin publicidad, y esto es muy importante."
El Papa también abordó con sensibilidad la cuestión de la salud mental y el suicidio juvenil. Reconoció la gravedad de esta problemática y señaló, "El suicidio juvenil es importante hoy, el número es importante. Existen. Tantos jóvenes están ansiosos, deprimidos, pero no solo psicológicamente... Es un problema actual. Es algo que ocurre." En este sentido, su enfoque esencial fue el de la compasión y el entendimiento, exhortando a la sociedad a brindar apoyo y esperanza a quienes luchan con estos desafíos.
En resumen, el Papa Francisco compartió sus experiencias y perspectivas en relación a diversos temas cruciales. Su enfoque en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa fue especialmente significativo, destacando la importancia de escuchar y acompañar a los jóvenes en su búsqueda de la fe. A través de sus palabras, quedó patente su compromiso con los valores fundamentales de la Iglesia y su deseo de abordar problemas globales, con la esperanza de crear un mundo más inclusivo, compasivo y lleno de amor.